La grasa propia de una persona puede usarse para mejorar la apariencia del cuerpo. La grasa se mueve de un área donde es menos necesaria (generalmente los muslos o el abdomen) a un área que ha perdido volumen de tejido debido al envejecimiento, traumatismos, cirugía, defectos de nacimiento, u otras causas.
Dado que parte de la grasa que se transfiere no mantiene su volumen con el tiempo, su cirujano puede inyectar más de lo necesario en el momento para lograr el resultado final deseado. En unas pocas semanas, la cantidad de grasa transferida disminuirá. A veces, puede ser necesario transferir más grasa para mantener los resultados deseados.